Resumen
12 de setiembre de 1971 (20,00 h). Aznalcóllar (Sevilla). Día aproximado.
Juan Rodríguez Domínguez, analfabeto, peón agrícola, de 79 años, se encontraba a la puerta de una choza cuidando como guarda una plantación de melones, a 2,5 km de Aznalcóllar, en una gran planicie de tierras de cultivo, cuando al crepúsculo observó el descenso de un gran objeto de forma alargada, «como un gran autobús de viajeros» (aproximadamente 12 m). El objeto tomó tierra junto a una pequeña depresión del terreno, en cuyo fondo existía un pozo artesiano, a unos 350 m de distancia del testigo. De él descendieron, por unas compuertas abiertas, entre 50 a 60 seres, de aspecto humano y de diferentes estaturas. Eran, en líneas generales, «normales», aunque según otras fuentes su altura era inferior a la normal. Vestían un «uniforme» ceñido, de color azul, que al parecer se extendía hasta la frente como una especie de «visera», por lo que el testigo no pudo distinguir sus rasgos faciales. No portaban nada en la cabeza ni en las manos ni a la espalda.
Avanzaron en formación, sin hacer gestos entre sí, y en doble fila, cada una discurriendo a distinto nivel sobre senderos del borde de la pequeña vaguada, hasta que descendieron a la misma, hacia el pozo, perdiéndose de vista. En un ribazo, mirando al guarda, se quedaron 5 o 6 seres, que el testigo señala como los «jefes», quienes sacaron de entre sus ropas como unas «linternas» y proyectaron hacia los ojos di éste un potente haz de luz. El testigo, para evitar el molesto rayo, se ocultó en la choza, pero cada vez que se asomaba, de nuevo los seres volvían a enfocarle la luz.
Ya de noche, asustado ante el cariz de los acontecimientos, decidió regresar a Aznalcóllar, emprendiendo el camino en la oscuridad, tropezando y cayéndose varias veces. Dos de los «jefes» le siguieron con las «linternas» hasta muy cerca del casco urbano. Hacia las 22 horas el testigo entró en la población, en un estado de gran excitación y nerviosismo, a pesar de lo cual no le fue creído su relato. A la mañana siguiente, junto al pozo artesiano, el testigo observó huellas en el suelo, que permanecieron durante varios días. Aquel día fue caluroso y el cielo estaba despejado.
(Enciclopedia de los encuentros cercanos con OVNIs, págs. 190-191)
"Nota: el testigo falleció ya y jamás sabremos si se trata de unas maniobras militares, una invención o algo genuino."
(Enciclopedia de los encuentros cercanos con OVNIs)
Fuentes
- Enciclopedia de los encuentros cercanos con OVNIs (págs. 190-191)
- Primera mano, Manuel Osuna.
- Primera mano, Ignacio Darnaude.
- Flying Saucer Review, XX, 3, 1974, 19-21.
- Contactos Extraterrestres (México), 67, 25 de julio de 1979, 18-21 y 47.)
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